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Señor te invitamos a que compartas de este sano deporte del rodeo.
Nosotros tus vaqueros no te pedimos cosas difíciles, solamente valor
cuando demostramos nuestras destrezas y habilidades
sobre los lomos de un toro o un buen potro.
Tus payasos te pedimos que nos ilumines para proteger a nuestros compañeros en peligro.
Y así tomados de tu mano nos guíes a través de la larga cabalgata de nuestra existencia,
para cuando llegue nuestro ultimo e inevitable rodeo final y seamos llamados a tu presencia,
donde las praderas son extensas, los pastos abundantes y siempre verdes y el agua como el cristal,
puedas decir pasa valiente hijo mío tu boleto de entrada ya ha sido pagado.
Amen.
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